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El Málaga cosecha un empate en la Catedral y asegura la permanencia

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Parecía impensable llegar a la última jornada con los deberes hechos hace un mes y medio, pero el equipo de Pellegrini ha hecho un roush final impecable, con cinco victorias y el empate de ayer, y esos 16 puntos le permiten llegar a la cifra de 46, cosa que le asegura la salvación pase lo que pase en la última jornada de Liga. Todo un logro para el equipo del chileno, a quién todo el mundo espera escuchar que continúa en el cargo.

El partido en sí demostró que este final de temporada ha sido el momento culminante de un equipo que le ha costado varios partidos adaptarse al nuevo técnico, y viceversa, pero que cuando lo ha hecho, las cosas han empezado a funcionar de verdad. Por su parte, el Bilbao fue despedido con silbidos por parte de su exigente público, que no le bastó con que el empate les asegurara la plaza en Europa el año que viene. El Málaga fue dueño del primer tiempo en San Mamés, y fue el que llevó las ocasiones hasta  la meta de Iraizoz, sobre todo con un inspirado Baptista. La primera ocasión de los locales llegó a la media hora, pero Caballero sacó un pícaro remate de David López. De nuevo el meta visitante sacó un fuerte disparo a Castillo, pero a posteriori llegó la ocasión más clara del partido en las botas de Juanmi, que superó al meta local pero al rematar no lo hizo con la convicción necesaria y Amorebieta sacó la pelota cuando se colaba. Cuando el Bilbao aún respiraba por haber salvado tal oportunidad, llegó el gol de Recio, tras fallo de la defensa. Pudo haberse ido el Málaga con mayor renta de no haber mediado su guardameta en una última oportunidad de Baptista.

El segundo tiempo vino marcado por la expulsión (una más) de Demichelis, que vio la segunda amarilla en un derribo dentro del área a Llorente. La pena máxima la marró David López, pero con tan mala suerte para el Málaga, que el balón pegó en el brazo de Eliseu y el trencilla volvió a señalar penalti. El segundo intento sí fue dentro. De ahí al final, el Málaga se defendió con orden y el Bilbao no supó atacar con un jugador más, lo que provocó los pitos de sus parroquianos, que vieron como los suyos no fueron capaces de ganar a un equipo a priori inferior y en inferioridad numérica. Con el pitido final, la explosión de alegría al conocer que el punto valía su peso en oro. El Málaga será otro año más equipo de primera.

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