El Unicaja cae ante el Madrid en Liga
Publicado por Roberto Corroto el .
Después del buen sabor de boca que le dejaron a sus seguidores en el Martín Carpena, consiguiendo remontar el partido de Euroliga del jueves ante el Real Madrid, para acabar venciendo en la última posesión, con la importancia que tiene eso en un grupo tan apretado como el que comparten ambos equipos en la máximo competición de clubes a nivel europeo, llegaron el sábado a La Caja Mágica y dieron la cara negativa de sus actuaciones. La que solo muestra apatía y una falta clara de ambición, o lo que es peor, de recursos para plantar cara a un equipo que sigue sin ser lo regular que desearía Ettore Messina.
Salvo por los tres primeros minutos, donde parecía que los hombres de Aíto García Reneses parecían querer dominar el comienzo de la misma manera que dominaron el final del partido del jueves, Unicaja fue un pelele en manos de los locales, que rapidamente pusieron tierra de por medio en el marcador. Con el dominio bajo tableros, con Felipe Reyes y Ante Tomic, a los que tan solo oponía fuerzas Joel Freeland, y con los exteriores desatados, sobre todo Sergio Llull que le hizo un traje al debutante Baptist, y Carlos Suarez, que demostró que seguramente sea el mejor fichaje blanco de los últimos años. A la fiesta se unió el joven Nikola Mirotic, que saltó al campo tras cometer Tomic la segunda falta personal muy pronto.
En el primer cuarto la diferencia era ya de doce puntos, y al descanso subía a los dieciocho. La defensa de Unicaja no apareció en ningún momento, pero la distancia no se hizo mayor porque algunos triples de Blakney o de Carlos Jiménez empezaron a entrar. Si a ello le unimos el encomiable trabajo de Freeland que acabó como máximo anotador del partido, se entiende porqué la diferencia no fue tan escandalosa. Al final, el 88 a 72 no hizo sino poner de manifiesto que lejos de su cancha, siempre y cuando cuente con el fervor de su público, el Unicaja es un equipo de zona media que tiene que sudar mucho sus victorias, y pelear hasta la extenuación contra los grandes, al menos para no dar por perdido el partido nada más comenzarlo.
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