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El Málaga empata ante el Athletic con polémica

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Welligton cabeceando el tanto del Málaga

Y es que el gol de los bilbainos llegó en un penalty señalado por Perez Burrull (uno de esos colegiados que allá donde van les sigue la polémica como al culé Iturralde Gonzalez) en el minuto 79 y tras un forcejeo de Iván González con Fernando Llorente que si bien puede calificarse de habitual entre un defensa y un delantero, no por ello hay que decir que no fuera. El Málaga suma de esa manera un punto en vez de tres, con lo que sigue sin perder, pero tampoco empieza a ganar, y en una liga de tres puntos el exceso de empates al final puede pesar como un ancla atada al cuerpo en medio del océano.

En cuanto al partido en sí, el Málaga comenzó dominador y acabó como dominado, no se sabe si por falta de fuelle o porque el gol con que se adelantaron fomentó el que se pretendiera guardar la ropa en vez de seguir nadando en busca del segundo. La primera ocasión clara la tuvo el danés Mtiliga con un chut al palo derecho del meta bilbaino. Entonces llegaron los pases largos a Llorente que en una de esas dejó una pelota franca para Toquero, que hizo lo mismo que Mtiliga pero en la meta defendida por Munúa, lo que metió el miedo en el cuerpo a la parroquia malagueña y al equipo entrenado por Muñíz, que prefirió meterse atrás hasta que el colegiado pitara el final de la primera mitad.

En la segunda, de nuevo las jugadas a balón parado le dieron pingües beneficios al Málaga, que con Duda poniéndolas con maestría, tiene un porcentaje de acierto bastante elevado. Esta vez fue Welligton, nada más comenzar la segunda mitad, el que peinando el centro colocó el balón dentro de la portería de Iraizoz. Y a raíz de eso el Málaga se dedicó a encerrarse en el área, cosa que con un equipo que pretenda entrar elaborando se podría entender, pero con el Bilbao que se dedica a meter balones en largo a sus delanteros, fue como poner un caramelo en la puerta de un colegio. El internacional Llorente y Javi Martinez estuvieron a punto de llevar la igualada al marcador, pero entonces llegó la jugada polémica y la pena máxima transformada por el león bilbaino, que a punto estuvo eso sí, de detener Munúa.

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